La importancia de la música y el cuento en el aula.

Para nadie es una novedad que cada vez se escolariza más y más a los menores, incluso desde su etapa inicial de aprendizaje. Estamos inmersos en una sociedad que cada vez exige más a nuestros niños para que sean "exitosos", para que saquen las mejores notas, para que sean los más "destacados de su generación", y por lo mismo la exigencias hacia los profesores y educadores cada vez es más. Y es así como se entra automáticamente en la "Competitividad Social" a su vez integramos a los menores desde la etapa inicial de la educación, y olvidamos que son niños a los que les gusta aprender jugando, a los que les fascinan y gozan escuchando música y cuentos, que su cerebro es tan permeable y moldeable que podemos lograr en ellos mucho más que solo el éxito material y la competitividad... debemos lograr educar niños felices, que disfruten de las cosas pequeñas que la vida les ofrece, que se desenvuelvan en esta sociedad como "niños de bien", para que cuando sean adultos sean capaces de tomar las mejores decisiones, esas que les hagan lo más feliz posible.

Por lo mismo es que cada vez hay menos música y cuentos en las aulas de la educación temprana, y olvidamos que en esas aulas hay niños impacientes por aprender y absorber todo lo que podemos entregarles, tanto conocimientos intelectuales como los emocionales, valores, actitudes y aptitudes...

Por esto mismo es que queremos hacer un alto! Y recordar la importancia de la música y los cuentos en la educación de  los niños, para incorporarla nuevamente en las rutinas de las salas cunas y jardines infantiles.

La importancia de la música en los niños en edad preescolar no es sólo que los invita a bailar y emitir palabras con ritmo... si no que interviene en su desarrollo intelectual, auditivo, sensorial, del habla y motriz. La música es una herramienta que tiene el don de acercar y reunir a las personas, y el niño que vive en contacto con ella aprende a convivir de mejor manera con sus pares, estableciendo una comunicación más armoniosa con ellos.

No existe niño que en su etapa preescolar la música no le guste o agrade, ya que ésta les aporta variados beneficios; les da seguridad emocional, se sienten comprendidos al compartir canciones, su autoestima se eleva generando seguridad y confianza en ellos mismos, les fomenta la creatividad. Al escuchar diversos ritmos, melodías, instrumentos musicales aprenden a escuchar y a discriminar, estimulando su desarrollo auditivo. Así mismo, el desarrollo del lenguaje expresivo verbal se ve altamente estimulado, ya que a través de las canciones infantiles en las que las sílabas son rimadas y repetitivas, acompañadas de gestos que se hacen al cantar, el niño mejora su forma de hablar y de entender el significado de cada palabra, logrando de esta manera una alfabetización más rápida. La música estimula la concentración, facilita el aprendizaje de otros idiomas y potencia la memoria. Se estimula la expresión corporal contribuyendo a la potenciación del control rítmico de éste, ya que responden al lenguaje musical usando movimientos, y a su vez el baile les ayuda a identificarse con las distintas partes de su cuerpo.

Existen diversos estudios que relacionan habilidades musicales con distintos procesamientos lógico-matemáticos, ya que en la música encontramos repeticiones, secuencias, series...

El ritmo de vida que llevamos actualmente, que en un alto porcentaje estresa a los adultos, también puede ser muy estresante para los menores, y en este sentido la música juega un rol importantísimo ya que puede ser utilizado como un elemento de relajación. Al escuchar música todo el sistema nervioso se centra en ese arte y las preocupaciones, miedos, tensiones e irritabilidades desaparecen.

Y por último, la música es una herramienta que nos acompaña toda la vida y que nos ayuda a expresar emociones, ya sea produciéndola o simplemente escuchándola y disfrutándola. Por lo mismo, y apoyada en todo lo descrito anteriormente, es que debemos preocuparnos de ofrecerles a los menores que tenemos a cargo una educación musical instructiva y enriquecedora, ya que mucha de la sensibilidad que tienen y demuestran los adultos fue desarrollada en sus primeros años de vida.

Por otro lado, el cuento aporta de igual manera y positivamente al desarrollo integral de los menores, ya que al igual que la música, les permite empatizar con el mundo, desarrollar y fomentar su imaginación y creatividad, resolver conflictos. Sus beneficios también son variados, es una de las bases para el desarrollo intelectual, se logra que entiendan las cosas con mayor rapidez, se estimula la memoria y las ganas de expresarse. Están hechos para transmitir conocimientos y enseñanzas, son una buena forma de crear lazos con los menores, ya que a través de éstos podemos ahuyentar temores, hacerles sentir valientes. Es una muy buena herramienta para relajar a los menores cuando están especialmente inquietos, los hace más reflexivos, aprenden a escuchar con atención y a ser pacientes, a ser más empáticos. Es un instrumento emocional y mágico, es un recurso socializador, que abre las puertas de la lectura y la escritura, de la convivencia y de la tolerancia.

Las actividades que podemos ofrecerles a los menores a partir de un cuento son infinitas, solo depende de nuestra imaginación como educadores lo que podemos trabajar con ellos y de lo que queramos estimular. Se pueden hacer diferentes actividades creativas, como inventar otros cuentos con los mismos personajes, introducir nuevos, buscar finales diferentes, continuar con el cuento a partir del final de éste. A su vez se pueden realizar actividades para desarrollar el pensamiento lógico-matemático como secuenciar las escenas del cuento, contar personajes... Para evaluar la comprensión se pueden hacer preguntas sobre la historia, recordar características de personajes, etc.

Lo importante es incluir en nuestro quehacer educativo estas dos alternativas artísticas que por décadas han estado presentes, tanto la música como el cuento, y dejarnos llevar por ese niño/a que llevamos dentro para lograr así una mejor comunicación con nuestros párvulos, y entregarles un ambiente enriquecido de situaciones educativas logrando en ellos aprendizajes significativos.